Una de recuerdos y melancolia

Hoy me he levantado melancólico, y aprovechando la dosis de anonimato mas o menos fiable de Internet en este caos del blog, me daré el gusto de desahogarme, y por que no de desencantarme con una dosis amplia de recuerdos.

Hacia tiempo que no me levantaba ni me atormentaba con ese nombre de mujer en concreto, con otros demasiadas veces, pero con este en concreto hacia tanto....
Hubo un tiempo de exceso de alcohol y camisas manchadas de sangre, en la que solo pensaba en ella, en su mirada, en esos labios rojos y golosos, esa boca de fresa y caramelo. Supongo que los viejos fantasmas vuelven siempre cuando menos te lo esperas, en esos días de melancolía y dolor de tripas.

Bueno supongo que será mejor empezar por el comienzo, la conocí hace años en Barcelona, cuando yo aun era un proyecto de casi todo, que soñaba con poder cambiar el mundo y se creía capaz de hacerlo, desde el momento en que la vi supe que tenia que ser mía, y así me lo propuse. Utilice mis mismas virtudes y desvirtudes de siempre, una voz suave acompañada de mirada de hijo del lumpen, y en menos de un par de horas ya la tenia en mis brazos jurándome amor eterno, y por primera vez yo también jurándolo pero esta vez de verdad.
Como todo lo bueno fue breve, una noche y vuelta para mi tierra, la verde galiza me llamaba, el viaje soporífero de casi vente horas de tren pasaron volando, soñando con ella con esa cara de muñeca de porcelana con esos ojos de gata en celo, así paso el viaje y una semana atropellada fugaz como el viento de libertad.

Parezco recordar como ayer, el sonar del teléfono fijo y rojo de la mesilla, y su voz pidiéndome entre lloros que volviera, y mi voz firme por fuera y rota por dentro, jurando que nunca la abandonaría, y como siempre he sido una cabra en todos los sentidos alli me marche.
El lunes siguiente vendí mis pocas pertenencias, una bici, un walkman y una buena colección de comics, para recibir unas escasas vente mil pesetas de la época del usurero de turno, y con ese dinero me compre un billete de ida a Barcelona. Y después de una despedida fugaz en casa, me marche con mi billete de tren, una mochila llena de ropa y sueños, y algo mas de ocho mil pesetas en el bolsillo.
Llegue a Barcelona después de otras vente horas de tren, y allí en la estación estaba ella, Brillante entre la multitud gris de personajillos, y personajes sin vida. Baje del tren de un salto, dejando que mis botas golpearan el suelo con un estrépito voraz, y enseguida sentí sus brazos entrelazándolos en mi cuello, su mirada fugaz llena de vida me embriago, y sus labios sedientos de mi me emborracharon, creo que hasta el día de hoy.

Mi pequeña catalana, mi muñeca de porcelana rebelde.........

Se me han quitado las ganas de continuar la historia, no se si por nostalgia o por simple desidia, quiero suponer por mi bien personal, que es por la segunda y no por la primera, ya que parece mentira que hayan pasado mas de diez para veinte y aun me levante recordándola.

Otro día os termino de contar la historia, aun así os dejo un fragmento de un poema de Rivas que representa lo que fue en su día, perdonar si no es muy exacto pero lo pongo de memoria:


“Ela era fraxil e invencible
Como unha guerrilleira do Vietcomg
El era forte e feble
Como un marine yanke”


Va por ti pequeña Georgina..........