melancolia y dolor de higado

Lo prometido es deuda o así debería ser siempre, por lo tanto aquí tenéis como dije mi post dos días después del ultimo, aunque la verdad no sé muy bien de que escribir, ya que estés días han sido confusos bañados en vodka, demasiado vodka incluso para mí que me considero bebedor numero uno entre la morralla, que casi siempre me acompaña.

Bebo rápido como un cosaco, apenas disfruto el sabor del vodka ya sé que no debe ser así pero la costumbre se impone sobre la lógica y la responsabilidad.

Tanta desidia de esté días me ha hecho mantenerme desconectado del mundo en general, de política lectura arte de todo, solo le presto atención a mis ganas de saciarme solo a eso, una desmedida ansiedad por tres elementos, no quiero ser obsceno pero lo diré igual, estoy obsesionado por tirarme al mayor numero de tías posibles, por beber mas que nunca y drogarme mas y mas hasta que la propia existencia me lleve a las nubes de las que nunca tube que bajar.

Vuelvo a disculparme por la obscenidad de mi lenguaje, pero la verdad es que no tengo ganas de caer en falsos lirismos, ni jugar a hipocresía barata tengo ganas de eso de suicidarme a base de caña como dirían los yonkis de mi barrio, esos con los que jugaba a la pelota cuando era un niño, entre columpios rotos y balancines que ni subían ni bajaban solo existían para excusa barata de algún político desalmado, la verdad es que el barrio nunca existió para nadie salvo para nosotros sus extraños y suburbiales nativos.

Ahora que vuelvo al barrio después de mi auto-exilio en zonas de acomodados burgueses, me siento raro paseando por sus oscuras y sucias calles, viendo esas miradas que me parecen recordar que uno por mucho que quiera nunca sale de aquí, el Lumpem va en la sangre supongo.

Sigo escribiendo en este portátil palabras y pensamientos confusos a espera de terminar con algo que se parezca como mínimo a un post decente, luego me fugare hasta alguno de esos bares donde hay Internet y lo publicare, dios yo que siempre he odiado a la gente que va a esos bares con los portátiles por parecerme un snobismo barato, me tragare la lengua pediré un vodka da igual la hora para el néctar de Rusia siempre es buen momento, y mientras me cepillo mi vida asesinando mi hígado publicare estas líneas sin esperanza de que sean leídas, ni odiadas, ni amadas.

Querría dejar una reseña literaria por ser algo más propio mío que este acceso de melancólica furia, pero ya no sé ni que recomendar no sé por decir algo y como ya se lo recomendé a otro bloguero hoy recomiendo “Cesar Borgia el hijo del Papa” de Urrutia, por recomendar algo, es un gran libro y por que no hacerlo.

Un saludo desde este inframundo de alcohol, Dorken y sexo barato.

PD: Gracias por los mensajes de apoyo pero ya os digo son cosas de la vida imprevisibles o quizás eso demasiado previsibles. un saludo camaradas.